No sabes si es la inercia o el oscuro magnetismo de Rosa, pero la sigues hasta el ascensor, ella mete una tarjeta en una hendidura del panel de control del ascensor, pulsa la penúltima planta y retira la tarjeta. Las puertas se cierran y sale disparado hacia arriba. Te sientes mareado, no sabes lo que puede ocurrir a partir de ahora, pero tienes la desagradable sensación de que no te puedes echar para atrás, como si hubieras firmado un pacto con sangre, solamente ver el escotazo de tu jefa y su amplia sonrisa benévola (¿Benévola? ¿Rosa?) al observarte hace que te tranquilices un poco.
Llegáis a la penúltima planta, todos seguís a Rosa, tú cerrando la marcha, ella abre la puerta con la misma tarjeta que la que usó para el ascensor. La puerta abre sobre un amplio salón con mesa, sillas, sillón y un sofá, todo muy moderno de colores azul oscuro y morado. Sobre la mesa ves una cubitera plateada con una botella de cava o champán y varios vasos de cava. También hay un plato con un surtido de bombones de chocolate. También ves hacia la derecha varias puertas juntas, serán supones armarios empotrados, y hacia la izquierda una puerta doble abierta de par en par. Allí está la habitación con una cama redonda inmensa.
“Cariño, ¿porqué no abres la botella y sirves unas copas para todos?” Vaya, has dejado de ser “novato” a ser “cariño”, estás progresando. Te acercas a la mesa, coges la botella y lees la etiqueta, pone champagne y se llama G.H.Mumm. No tienes ni idea, pero seguro que está bueno, le quitas la parte de arriba y luego agarras el tapón para intentar abrirlo, te cuesta, pero al darle un movimiento de rotación al tapón, este salta como si fuera un cohete, te sobresaltas porque te ha pillado desprevenido y el champán está saliendo de la botella así que empiezas a verterlo en vasos lo antes posible, era la primera vez que abrías una botella de cava. “Soy demasiado novato en demasiadas cosas.”
Cuando has acabado de llenar cuatro copas, coges dos y te das la vuelta, pero no estabas preparado para lo que ves.
Cerca de ti ves a Mariví vestida con un corpiño negro semitransparente con encajes lilas que sujetan sus generosos pechos, los encajes no logran esconder los pezones grandes y oscuros. El corpiño en forma de X deja ver el ombligo y terminan en ligueros, estos sujetan unas medias negras con encaje a conjunto con el corpiño. Un encaje lila con dos tiras negras que salen a los lados es el tanga que “tapa” el sexo de esta diosa del amor. Se te acerca, coge las dos copas y se va hacia su jefe. La visión de su trasero es para quitar el hipo, el corpiño no tapa nada del culo, es más, lo hace más redondo si fuera posible, y el tanga que sale de pronto de ese magnifico culo ayuda más aún a esa beatífica visión.
Rosa solo tiene unas medias negras, unas braguitas negras y un sujetador de tipo wonderbra, todo a juego, pero tiene un cuerpazo de infarto, un vientre plano y unas piernas largas y perfectas.
El viejo se ha quitado la chaqueta, la corbata y está quitándose la camisa, cuando ya se la ha quitado, toma la copa de su secretaria y toma un sorbo.
Rosa se te acerca y te dice: “¿Porque no te pones más cómodo?” y te quita la chaqueta, te ayuda a quitarte la corbata y empieza a desabotonar la camisa. Terminas de quitarte la camisa y ella te pone una copa en la mano.
“Por los buenos negocios.” Brindáis todos.
El viejo está sobando el culo de su secretaria, luego le dice algo al oído, ella se dirige al maletín que ella llevaba, el viejo se acerca a Rosa y a ti, le pone una mano en el culo a ella y dice: “¡Que empiece la fiesta!” Se bebe la copa de un trago, ella también. El empieza a besarla por el cuello y ella se deja hacer sin objeciones algunas. Vuelve Mariví, con una cajita negra, la abre sobre la mesa y en ella hay polvo blanco, con una cucharita minúscula, coge un poco de ese polvo y se lo entrega a su jefe, este lo aspira por la nariz con grandes sorbos, luego hace lo mismo con tu jefa, ella también aspira, luego te ofrece a ti, también aspiras. Desde luego, es coca, no es la primera vez que la pruebas, pero está es fuerte de cojones. Te sientes eufórico. Ves que Mariví tiene la nariz manchada de polvo blanco, se te acerca y empieza comerte la boca, vuestras lenguas se entremezclan y ella te mete mano al paquete y empieza a sobarte la polla sin dejar de besarte. |