Llegáis al local, la música no está demasiado alta y la bebida no es demasiado cara, no es el típico garito al que vas, pero la música no es vomitiva y la gente va vestida normal, bien pero sin ir emperifollada. Te tomas un par de copas con los colegas y llegan las chicas. Laura tiene pinta de guarrilla, su amiga Ana es más bonita, pero tiene pinta de estúpida. También ha venido una tal Carmen y otra que se llama Yéssica. Después de las presentaciones y charla sin fuste ninguno, te acercas a la barra a pedirte otra copa, pero las camareras están ocupadas y no te atienden, porque el local se ha llenado y la música está ya bastante más alta.
Mientras esperas, se te acerca Carmen y te dice al oído: “Me puedes pedir un ron-cola por favor?” Le dices que sí y cuando por fin te hacen caso, llegas hacia Carmen y le entregas la copa, ella te pregunta que cuanto te debe y le contestas que no, que ya te invitará ella a otra. Te sonríe. Tiene una bonita sonrisa. Es bajita, tetas grandes, piernas cortas, culo gordo, pelo rizado, otra copa más y estará buenísima.
Definitivamente, Ana es gilipollas, que sí, que es la más buena del grupo, pero menuda estúpida, da ganas de tirarle una copa encima o de meterle una polla por el culo a ver si le parece igual. Yéssica va su bola, va de aquí para allá, no se queda quieta en ningún sitio. Es simpática, rubita, poco pecho, algo flaca y una nariz un pelín rara, pero está para follarla, si se quedara quieta, a lo mejor podrías hablar con ella, porque Carmen tiene menos conversación que una escoba, solo sabe sonreír.
Os marcháis a otro garito, otra copa más, te cruzas con amigos, os pegáis unas risas y cuando te quieres dar cuenta, Pedro y Laura ya no están. “¡Será cabrón!”
Esta claro que si esta noche quieres echar un polvo, o le tiras los trastos a la Carmen o te la meneas en casa cuando llegues.
Te pones a buscar a Carmen pero no la encuentras, empiezas a recorrer todo el garito a ver si la encuentras y de pronto, notas como te tapan los ojos con unas manos. Te quedas sorprendido y oyes al oído: “¿Quien es?” Ni idea, pero por lo menos es una chica la que te pregunta, no un maromo.
“Ni idea.”
Te sueltan. Te das la vuelta y te quedas con la boca abierta. “Hola.”
“¡Silvia! ¿Qué haces tú aquí?”
“Pues de marcha y tú también, supongo.” Te regala una sonrisa que derretirían los polos. Ana se puede ir a tomar por culo, Silvia le da cien patadas sin pestañear.
Empezáis una charla agradable, divertida y muy animada. Ella también está un poco bebida y se ríe incluso con tus chistes malos, luego empezáis a hablar del curro, ponéis a parir a Rosa por lo cabrona que es, seguís riendo y charlando. “Que bueno encontrarla aquí. Ha sido buena idea salir, debo darle las gracias a Pedro, aunque creo que se las están dando ya.”
Tras un buen rato más, te dice que la esperes, que le tiene que decir algo a una amiga que está en la barra y que vuelve ya mismo. Claro que la esperas, faltaría más.
De pronto, se te acerca Yéssica con una sonrisa y te dice al oído: “Si quieres que te chupe la polla, vente conmigo a los aseos y entonces sabrás lo que es que te hagan una buena mamada.” Y se marcha con una sonrisita traviesa y caminando como una mujer fatal hacia los aseos.
¡No te puedes creer lo que acabas de oír! Sigues con la vista a Yéssica. Luego miras a Silvia que está hablando y riendo con su amiga.
“¡Joder! ¿Que me la quiere chupar? Y Silvia ahí mismo. Si a mi nunca me pasan cosas de estas. ¿Porqué dos al mismo tiempo? Seguro que lo tiene que hacer de maravilla, no sé si ir con ella, pero si lo ve Silvia esto será el fin con ella. Pero si le digo que voy al aseo y no se entera, igual me la chupan y luego me tiro a Silvia. Joder, aún no estás saliendo con ella ¿y ya le quieres poner los cuernos?” |