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Novato en la oficina | drakki | 5

 

Llegáis al local, la música no está demasiado alta y la bebida no es demasiado cara, no es el típico garito al que vas, pero la música no es vomitiva y la gente va vestida normal, bien pero sin ir emperifollada. Te tomas un par de copas con los colegas y llegan las chicas. Laura tiene pinta de guarrilla, su amiga Ana es más bonita, pero tiene pinta de estúpida. También ha venido una tal Carmen y otra que se llama Yessica. Después de las presentaciones y charla sin fuste ninguno, te acercas a la barra a pedirte otra copa, pero las camareras están ocupadas y no te atienden, porque el local se ha llenado y la música está ya bastante más alta.

Mientras esperas, se te acerca Carmen y te dice al oído: “Me puedes pedir un ron-cola por favor?” Le dices que sí y cuando por fin te hacen caso, llegas hacia Carmen y le entregas la copa, ella te pregunta que cuanto te debe y le contestas que no, que ya te invitará ella a otra. Te sonríe. Tiene una bonita sonrisa. Es bajita, tetas grandes, piernas cortas, culo gordo, pelo rizado, otra copa más y estará buenísima.

Definitivamente, Ana es gilipollas, que sí, que es la más buena del grupo, pero menuda estúpida, da ganas de tirarle una copa encima o de meterle una polla por el culo a ver si le parece igual. Yéssica va su bola, va de aquí para allá, no se queda quieta en ningún sitio. Es simpática, rubita, poco pecho, algo flaca y una nariz un pelín rara, pero está para follarla, si se quedara quieta, a lo mejor podrías hablar con ella, porque Carmen tiene menos conversación que una escoba, solo sabe sonreír.

Os marcháis a otro garito, otra copa más, te cruzas con amigos, os pegáis unas risas y cuando te quieres dar cuenta, Pedro y Laura ya no están. “¡Será cabrón!”
Esta claro que si esta noche quieres echar un polvo, o le tiras los trastos a la Carmen o te la meneas en casa cuando llegues.
Te tomas el último sorbo de tu copa y vas a por Carmen, pero no la encuentras. La buscas por todo el local y te encuentras con Yéssica: “Oye, ¿has visto a Carmen?” “Sí, ha salido a hablar con su ex.”
Joder!!!! Vaya puta mierda.
“¿Te pasa algo?”

“No. No. Todo bien. ¿Y tú?”

“Voy un poco peda, jijiji.... Me podrías acompañar hasta el baño, hay demasiada gente que apartar y no puedo.”

“Claro.”

Te da la mano para que tires de ella y la verdad es que toda la gente está agolpada hacia el camino de los aseos. Hay cola pero poca, La suerte es que hay varios aseos, no como en otros locales que hay dos y gracias. De pronto se libera uno y ella entra dentro pero te sigue cogiendo de la mano y tira de ti para que entres con ella. Cierra la puerta, se levanta la minifalda, se baja las bragas y te da las manos. Se echa hacia atrás y empieza a mear sin tocar la taza de water. Lanza un suspiro de alivio y cuando termina, saca un pañuelo de papel de su bolso, pone un pie sobre la taza y se limpia delante de ti, mirándote a la cara. “¿Te gusta lo que ves?” Tiene el pubis totalmente rasurado, se le ve perfectamente los labios. Baja la pierna de la taza. Sigue mirándote a los ojos.“¿No te apetece mear?” La verdad es que sí, pero no sabes si echarías gota alguna. Dices que sí con la cabeza. “Entonces, ¿a qué esperas?”
Sin saber como, te bajas la cremallera, sacas tu polla y te pones a mear, al principio poco, pero al final con abundancia. “Vaya, sí que te hacía falta.” dice Yéssica con alegría. Ella no deja de mirarte la polla mientras meas, cuando terminas y vas a metertela en el pantalón ella te dice que esperes. Con su mano izquierda, te coge el miembro y con el pañuelo que tiene en su mano derecha, te limpia la punta para secarla de meados. Tira el papel al inodoro pero no te ha soltado la polla. Te está mirando a los ojos y empieza ha hacer un movimiento de va y ven muy suave, pero tu miembro empieza a recordar lo que es la virilidad. “Ooooh. Esto se está poniendo cada vez más grande. Y duro. ¿Te gusta?”

“Mucho.”

“Por fin has recuperado la lengua, a ver si es verdad.” Se pone de puntillas y te da un beso en los labios, te agarra con su brazo derecho y te mete la lengua dentro de la boca. Os besáis un largo rato con bastante excitación. Luego para y pone de nuevo su pie sobre la taza, te coge la mano izquierda, se los lleva a la boca, los lame y luego los conduce hacia su entrepierna. “Masturbame.” Y eso haces. Ella no te ha soltado la polla y tú le estás metiendo un dedo, primero el clítoris, luego se lo introduces, otra vez el clito, otra vez dentro. Te vuelve a besar, pero esta vez ella está sin aliento. Sigues con tus maniobras y ella llega pronto al orgasmo. Tiene una sonrisa de alguien que acaba de pasar un buen rato. “¿Quieres correrte tú también?” “Sí.” “¿Quieres que te la chupe?” “Sería un gran detalle por tu parte.”

Se pone de cuclillas, te agarra la polla con las dos manos y sin mediar palabras, se la mete en la boca, la saca, le pega un lingotazo y se la vuelve a meter, esta vez más profundamente. Empieza a follarte con la boca y con las dos manos. Al ritmo que va, vas a durar ni medio minuto. “Para, para por favor.” “Lo estoy haciendo mal.” “Noooo, demasiado bien.” Te sonríe y empieza a lamerte la polla y a besarla sin ayudarse de las manos. La cosa sigue pero de pronto te coge por los huevos con una mano, atrapa el glande con otra y empieza a recorrer su lengua por toda la base de la polla, desde los huevos hasta el glande, con grandes lametazos hacia arriba y hacia abajo.

“¡Que me corro!”

No la pillas por sorpresa y se mete la polla rauda en la boca y empieza a masturbarte con fuerza, la sensación de correrte en su boca es indescriptible, no para de menearte la polla hasta que termines de correte, se la saca de su boca, te sonríe, abre su boca otra vez y puedes ver que está llena de tu semen. Te sonríe y se lo traga todo, vuelve a abrir la boca a tope y saca la lengua haciendo “aaaaah” y sin que te lo esperes, se mete tu polla hasta el fondo de su garganta agarrandote fuerte, oyes como se atraganta pero sigue empujando hasta que logra tragarla entera. Cuando por fin se lo saca con un par de arcadas, te sonríe y te dice: “Esto sí que es una buena polla, amigo.”

Te mete el miembro en el pantalón, se vuelve a poner las bragas y abre la puerta y sale como si nada. Tan solo diez minutos después, te das cuenta que ya no está en el garito. Se ha esfumado. Ya solo te queda irte para tu casa, feliz, bebido y mamado.

 

Vuelves a casa

 
 
 

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