Llamas a la puerta y pides permiso para entrar, Rosa está ocupada hablando por teléfono y no te hace ni caso. Esperas en el umbral de la puerta y ves que te hace un gesto con la mano, luego alarga la mano para que le entregues los documentos. Se los pones en la mano y ella sigue hablando. Por lo visto la charla es totalmente anodina, hablando de si pone mejor tapas en según que sitio y si es más fácil aparcar en esa zona o en la otra. Bares y más bares. ¿Eso es ser jefe? ¿Hablar de bares, tapas y aparcamientos por teléfono? Ah, y chillarle a los subordinados.
Cuando por fin cuelga, te mira atónita: “¿Todavía sigues aquí? ¿No tienes nada que hacer?”.
“Creía que quería... hablar... con... migo....” Se te va apagando la voz conforme van saliendo las palabras y la mirada sarcástica que te echa no te gusta ni un pelo. Farfullas algo para despedirte y sales lo más rápido posible intentando no parecer idiota o cobarde.
Sigues en tu puesto de trabajo pendiente del reloj, faltan seis minutos para marcharse de este infierno, pero de pronto suena tu teléfono, es Rosa: “Ven a mi despacho”. “¿Qué habré hecho ahora?”. Suspiras y te temes lo peor, a lo mejor Antonia te ha dicho lo contrario de lo que deberías haber hecho!!!! “Será cabrona la vieja!!!”.
Entras en el despacho y vas directamente hasta tu muerte, perdón, hasta su mesa. Te entrega un dossier bastante espesito y te suelta: “Lo quiero para mañana, así que ya estás empezando”.
Te tragas la saliva, te das la vuelta y cuando ya ibas a salir, te giras y con todo el valor del mundo le dices: “Son casi las dos”.
“¿Y?”
“Mañana es sábado.”
“¿Y?”
“Nada.”
Sales y te vas hasta tu mesa, te sientas y abres la carpeta. Es una propuesta de oferta para un cliente nuevo. Te pones lívido. “Me está dando una oportunidad o me está crucificando?” Desde luego, esto es lo que esperabas hacer, así que manos a la obra.
21h30.
Te duelen los ojos, la cabeza, la espalda y el culo. Desde luego, este dossier es todo un reto para ti, has estudiado para esto, pero la duda te corroe, llega un momento en que no sabes si estás haciendo lo correcto o no. Es tontería seguir así, te vas para casa dejando le el dossier sobre la mesa de Rosa. |